sábado, 13 de marzo de 2010

Imparable.

Imparable. Bonita palabra. En estos últimos días no paro, en todos los sentidos, no paro de tener muchísimos sentimientos a la vez. Menos el del odio, claro. El odio es un sentimiento muy previlegiado y que solo se lo merece personas importantes. Y, hasta ahora, no he conocido a nadie tan importante como para decir: te odio.

Debes saber que llevo grabada una advertencia invisible: nada de compromiso.A pesar de mis esfuerzos empiezo a notar algunas grietas en mi capa exterior. Cuando reviso mi insignificante vida, y todas aquellas mujeres que he conocido, no puedo evitar pensar en todo lo que han hecho por mí y en lo poco que he hecho yo por ellas; en cómo cuidaron de mí, se preocuparon por mí, y yo les correspondí no devolviéndoles nunca el favor. Sí, creía que era el que sacaba mayor beneficio. Y... ¿qué tengo? En serio... Unas monedas en el bolsillo, algunos trajes caros, un coche elegante a mi disposición... y estoy soltero. Sí, sin ataduras, libre como un pájaro... No dependo de nadie, y nadie depende de mí. Mi vida es sólo mía, pero no tengo la conciencia tranquila, y si no tienes eso, no tienes nada. Así que no puedo dejar de preguntarme cuál es la respuesta: ¿qué sentido tiene todo?... ¿sabéis lo que digo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario