Poco queda.

Frio. Me siento perfecta. Consuelo de tontos, orgullo de necios, palabras sin fondos. Me ahogo en el mar de mi alma en deshielo. Me entrego al recuerdo sufriendo si pienso, y cansada me espero a que el tiempo lo cure y me lo haga saber. Pero aún así estoy bien. Nerviosa. En dos semanas me estoy jugando mucho. Muy importante para mi. Y no es porque no me lo esté currando. Quiero ver resultados, y los quiero ver en dos semanas. Irme a Londres, en catorce días, es lo que falta para conocer nuevos lugares, nueva gente, y disfrutar con mis amigos.Primera escapada así de grande, y espero que no la última.




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Todo controlado.

Hay personas que creen que tienen absolutamente todo controlado. Lo que van a hacer en cada momento. Lo que harán después. El día de mañana... Que tienen controlada cualquier situación del mundo. IMPOSIBLE. MENTIRA. Jamas se tiene el control de todo. Además, seria muy aburrido saber lo que vas a hacer en cada momento, y lo que ocurrirá. Sin sorpresas. Sin que el corazón te de un vuelco y digas: joder, esto no me lo esperaba.
Son estas pequeñas cosas que aparecen cuando no las llamas, cuando menos te lo espera, pero te llena de felicidad, al menos unos minutos.
Será que me sobrestimé. No sé si aprecié, puse precio o evalué algo. O simplemente juzgué y creí.

Sobra.

Sentirte pequeña. Muchas veces es lo único que necesitaríamos. Que unas manos grandes y unos brazos proporcionados te abrazaran fuerte y no te soltaran hasta que tu lo pidieses. Sentirte protegida, aunque sólo fuese por un rato. Sentir que te quiere, que haría cualquier cosa por que tu fueses feliz, que estuviera contigo solo por ser diferente, por no ser igual a los demás. Sentir el calor de sus manos. Acariciarlas y que el vello comience a ponerse de punta. Girarte hacia atrás y sonreír.No hace falta hablar. Solo una sonrisa. Las palabras sólo están para momentos en los que hace falta. En cambio, hay otros, que las palabras sobran.