domingo, 13 de noviembre de 2011

no se dice, pero siempre lo supe.

Amo este lugar, pero me da miedo sin ti. Mi corazón cansado late muy lento. Nuestros corazones cantan menos de lo que queremos. Nuestros corazones cantan porque no lo sabemos.
Para alumbrar la noche para ayudarnos a crecer, no se dice pero siempre lo supe. Puedes agarrarme, abrazarme o besarme siempre que quieras. No corras si vives otro dia en esta casa feliz, el fuego esta aqui para quedarse, para acompañarnos.
Por favor no armes un escandalo, no va a desaparecer lo maravilloso de todo esto, es que estoy aqui para quedarme.

martes, 30 de agosto de 2011

Nuestras huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos.

Todo lo que hagas en la vida será insignificante, pero es muy importante que lo hagas, por que nadie más lo hará. Es como cuando alguien entra en tu vida y una parte de ti dice: "no estás mínimamente preparado para esto"; pero la otra parte dice: "hazla tuya para siempre". Recuérdame.

Pasan los días, cada vez más rápido, apenas hay tiempo ya de pensar ni de echarse atrás. Sólo me viene una pregunta a la cabeza, que cada vez me visita mas: ¿ servirá de algo? ¿ se verá recompensado tanto esfuerzo?. Hoy, ocho de septiembre de 2011, a las nueve y veinticinco de la noche y con los ojos como dos aceitunas de tanto llorar, digo que no. Bienvenido otra vez pesimismo, te echaba de menos. Es increíble como puedes estar rodeada de millones de personas y sentirte sola, completamente sola, sin poder hablar con nadie, sin poder contar aquellas cosas que tanto te atormentan, aquellas por las que no pegas ojo por las noches...
Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia.

jueves, 19 de mayo de 2011

Te podría contar de mil maneras todo lo que ya sabes.


Podría pasarme los días enteros contándote la misma historia de miles
de formas diferentes, que al fin y al cabo, llegarían al mismo punto.
Al punto donde ahora estamos tu y yo. Aquí y ahora. Podría
inventarme millones de estupideces para que rieras. Podría pasarme
toda una noche apoyada sobre un pie para demostrarte que no estoy
borracha aunque lo estuviera como nunca antes lo hubiera estado.
Podría callarme cuando me lo dices con un beso, pero sabes que
nunca quiero. Hoy podría decirte muchas cosas. Algunas quizás no
las has escuchado de mi boca aún. Otras estarás cansado de oírlas.
Podría sincerarme como nunca antes, de hecho es lo que voy a hacer.
Escribiré lo mejor que pueda. Usaré las mejores palabras que me
vengan a mi cabeza. Intentaré poner todas las sonrisas que me salgan.

Te juro que si me vendaras los ojos sin decir nada, no rechistaré
en absoluto. Llévame a donde más desearas estar en este momento
conmigo. No importa el lugar. Confío en ti. Hoy, la lluvia me ha mojado
los huesos, la tormenta ha traspasado mis cinco sentidos y hasta puede
que hoy me encuentre más enamorada de lo normal. Llámalo como
quieras, no me importa.

Quiero que sepas, que llegaste en el límite. Si, dibujé una línea
invisible entre tu y yo, entre nosotros. Puse un límite de tiempo.
Afortunadamente llegaste antes de romper la cuerda, pero te escapaste
por segundos.
He jugado cºon tu pelo siempre que me ha apetecido. Tus manos en mi
pelo han estado infinidades de veces y te he buscado en cada mirada.
Creo que es lo que siempre hago. Conozco tus manías, algunas de las cosas
que tanto odias. Conozco algunos de tus sueños, de tus pesadillas.
Conozco la mayoría de tus lunares, las miles de sonrisas que tienes
en cada momento y para cada situación. También sé cuando estás en un sitio a gusto o cuando no.
Cuando estas contento o te pasa algo.

Hoy, podría darte las gracias por millones de cosas. Gracias por estar ahí
siempre que te necesito. Gracias por sonreírme siempre. Gracias por tus
caricias. Gracias por tus besos. Gracias por tus chistes, por tus bromas y tus
intentos de enfadarme. Gracias por agarrarme de la mano siempre. Gracias
por tus abrazos oportunos en cada momento. Gracias por ser tu y permitirme
que en todo momento lo sea yo. Y no me olvido por supuesto de tus defectos
y tus virtudes.
Hoy brindaremos. Tenemos muchos motivos por lo que hacerlo: por llegar
hasta aqui, que no en toda relación es fácil, pero a nosotros nos ha sobrado;
por lo no-todo recorrido, por todo lo vivido, por el futuro y por nosotros.

sábado, 19 de febrero de 2011

Querido tu:

Recuerdo esa noche de verano en la que empezó todo. Cuatro
días antes de la noche de San Juan. Hacía escasas horas que
veníamos de Londres, esa perfecta ciudad que tanto me enamoró.
Recuerdo que esa tarde me preguntaste que si luego por la noche
ibas a verme. Yo no sabía lo que iba a pasar, y la verdad, que no
me lo imaginaba. Desde esa noche han pasado ocho meses,
doscientos cuarenta y cinco días aproximádamente o un puñado
de horas, como más te guste. Al principio nos lo tomamos
tranquilamente, sin prisas, sin nombre. Pero poco a poco eso
cambió. Ya no era como un tipico rollo de verano, un amigo
especial, todo eso cambió a algo más fuerte, algo más bonito y
profundo. Sé que no suelo decirte siempre ni a todas horas que
te quiero, que me encanta estar contigo, que no quiero que esto se
estropeara, pero creo, querido tú, y espero, que lo sepas. No hay
mejor abrigo que tu. Estaré bien, estaré bien siempre que tu lo estés,
lloraremos juntos si hace falta, iría al fin del mundo si es lo que quieres,
haría la mayor absurdez que puede existir para que sonrias,
hasta me pasaría la noche entera cantando tu canción preferida si
me lo piedeses.
Porque en el momento que dejé que entraras en mi vida, mi querido
escudo desapareció. Me he pasado mucho tiempo esperando a una
persona diferente a todo lo que me rodeaba, que me hiciera pensar,
que me hiciera reir, que mereciera la pena, con un toque chulesco
que para nada te falta, pero que detrás de toda esa chulería, mi querido tú,
sé que hay algo más y que me llena y que poco a poco consigo sacar,
para mí. Lo único que necesito es que me entiendas en cada minuto,
que si me ves cabreada que me abraces, que si me ves riendo que me
beses, que si me ves desprotegida que me abrigues, que si me ves bailando
me acompañes, que me hagas saber que te acuerdas de mi porque yo,
siempre que pueda haría lo mismo por ti. Aquí nunca habrá un perdedor,
sino dos ganadores, porque los dos hemos ganado algo, que cada uno lo
empleará como pueda y sepa. Te conozco bien, conozco tu olor, sostengo
tu cabeza y compartimos sueños. Me conoces bien. Conozco algunos de tus
temores y tu conoces algunos mios, pero tranquilo, tenemos tiempo para
conocer hasta lo más insignificante del otro. Felices un puñado de horas.